28 de abril de 2012

Lo siento, pero no.


Lo siento, solo te puedo dar la mitad de la luna llena, la mitad de mi amor. Si quieres, te regalo todas las estrellas de esta galaxia, incluidas las fugaces, pero no me pidas los planetas, y menos la luna llena...
Porque, ¿cómo podría recordarte si no tuviera la luna llena? Esa luna repleta de luz, que se asimila perfectamente con tu reluciente y alentadora sonrisa.
Y tampoco puedo darte todo mi amor porque, ¿cómo me querré cuando tú no estés, si contigo te lo habrás llevado todo? Lo siento, amor, pero no puedo.
A cambio te compensaré con los días más felices que hayas pasado en toda tu vida, con los momentos más románticos y lujuriosos. Te compensaré haciéndote reír cuando estés triste, y haciéndote llorar, de alegría, por su puesto, cuando necesites palabras de aliento.
Te compensaré siendo tuya, hasta que tú quieras.

23 de abril de 2012

Chico, te quiero.

Gracias por existir. Como si el mundo fuera un poco menos malo porque tú estás en él; como si toda mi vida fuera más fácil porque te tengo, y mis problemas fueran un poco mejores porque sé que tú estarás ahí para ayudarme a superarlos. Porque cada día es diferente, especial, fantástico, porque tú vives, porque sé que te tengo a mi lado, porque sé que me quieres y que quieres cuidar de mí. Porque ese sentimiento, saber que alguien te quiere de verdad, es perfecto. Cada hoja del calendario, cada día que pasa, a tu lado es mejor que el anterior. Por una vez puedo decir que me siento realmente segura con alguien, sin miedo, sin dudas, sin angustia. Chico, te quiero.










17 de abril de 2012

Besos que matan.

Él está ahí, a escasos centímetros de tu cara. Le acaricias el pelo, y posiblemente el cuello, mientras los observas detenidamente. Tiene los ojos más bonitos que has visto nunca. Son castaños, como los de casi todo el mundo, pero son especiales, son más claros, con más brillo y dicen todo lo que él calla, así que no tiene secretos para ti. Mientras, él te acaricia el brazo y el hombro, también te observa, pero de reojo, por su timidez. Está pensándose seriamente si besarte o no. Tú lo estás deseando, por eso te pones histérica en tu cabeza, pensando "¡hazlo de una maldita vez!" Pero lo que sientes es demasiado fuerte y no te permite cabrearte. 
Sigues observando, esta vez son sus manos las que llaman tu atención. Son grandes y curtidas, pero realmente suaves, y desprenden un calor que te hace sentir muy a gusto. Tu puño cabe entero en su mano, y eso te encanta. Pero más le gusta a él que le susurres "te quiero" en su oído, así que ya no puede contenerse más y, te besa. 
Pobre de ti, que ingenuamente esperabas un pequeño beso, sincero, pero repleto de timidez. Todo lo contrario, fue sincero, sí, pero también el más atrevido que te han dado, y seguramente el más atrevido que ha dado él. Fue uno de esos besos que te dejan sin aliento, entrecortan tu respiración y hacen que dejes de pensar por un segundo. De esos que hacen que te pierdas en la mitad del universo, dejando atrás el lugar donde estás. De repente te encuentras junto a él entre las más bellas galaxias, entregándole todo tu amor. Te sujeta por la cintura y juega con tu pelo, mientras tu resbalas tus pequeños dedos por todo su cuello y, sin comerlo ni beberlo, ahora estáis sentados sobre la luna, observando la mediocre vida que lleva el resto de la gente, que ignora la estampida de sensaciones que se provocan entre vosotros dos en ese mismo instante. 
Son besos que matan, de esos que no se repiten, ni son iguales para todo el mundo.


12 de abril de 2012

Vive, eres libre.


Mentes que incitan al poder, a no sentir. Tu propia mente es capaz de destruirte, aniquilarte y doblemente fusilarte. Es capaz de hundirte, así que es hora de dejar que los planetas te atraigan. No pienses, simplemente brilla como la estrella que eres, tan solo haz lo que necesites, lo que de verdad te llene... Corre un par de millas, grita hasta quedarte ronca, rompe algún plato, sé infiel, revoluciona sociedades enteras... Huye, si eso te hace feliz.




7 de abril de 2012

Hola mundo.


Me llamo Sasha y no, no soy nadie especial. Me levanto cada día pensando que odio a mi profesor de física y química, que no soporto tener educación física a primera hora los lunes y que mi profesor de lengua molaría más si no fuese tan pedante.
Me levanto queriendo cambiar mi forma de tratar a la gente que quiero, o séase, que me levanto queriendo ser mejor persona, más amable y paciente, más generosa y agradecida.
Me levanto pensando que he sido demasiado borde con demasiada gente, que quizá soy una chica demasiado fácil y que quizás no debería haberle hecho daño a él, que tanto me quiso.
Me levanto dando las gracias a mi madre por haber hecho un doble trabajo conmigo durante 11 años.
Me levanto maldiciendo al que inventó el tabaco, y a ese supuesto “Dios” por haberse llevado a mi padre de mi lado.
Me levanto pensando que quizá fui demasiado estúpida, por haberle hecho esperar tanto tiempo a que me decidiera, y que él es demasiado bueno para mí, por haber esperado fiel, sin cansarse de mis rechazos y mis estúpidas excusas por aplazar lo que era evidente que pasaría.
 Me levanto creyendo que no soy capaz de querer, que mis sentimientos están muertos y extinguidos, y que tampoco nadie será capaz de quererme a mí, hasta que llego a clase y lo veo. Es entonces cuando todas mis ganas de querer reviven y se multiplican.
Me levanto siempre pensando que hoy puede ser un día de mierda, o el más grandioso, depende de cómo lo mires.
Me levanto pensando que soy afortunada, por tener quien me quiera y a quien querer, por poder respirar y contemplar el sol salir un día más; por poder levantarme cada mañana, simplemente.

Fdo: Una más del montón o una entre un millón; yo misma, al fin y al cabo. 


2 de abril de 2012

Odio que seas así, perfecto a tu manera, porque me encanta.

Me encantas estés como estés: disfrazado de mujer, vestido de mago, o con una corona de princesita. Me encantas con tus calzoncillos negros, azules y rosados (bóxer y no bóxer). Me encantas aunque no te bañes, suspendido o aprobado, con el pelo corto, largo, rubio, moreno o de todas las formas y colores.
Me encantas aunque te pases el día entero mirando a otras chicas. Me encantas tímido y extrovertido, listo o tonto, serio o infantil; callado o hablador, manejable o espabilado, sincero  o reservado. Me encantas aunque no vocalices, aunque leas como un niño de tres  años y aunque hables tan lento que aburras a la gente con sólo decir “hola”. Me encantas con todas tus cosas  buenas y todas tus cosas malas, pero sobre todo por lo malo, porque resalta aún más todo lo bueno. Me encantas tú, de cabeza a los pies, con todos sus dedos, pelos, uñas, lunares, dientes, etc. 
Te quiero, mi pequeño valiente, por no rendirte nunca.