12 de marzo de 2012


En teoría, “el chico de mis sueños” probablemente estaría más cachas, ya sabes. Tal vez algo más maduro, vestiría mejor y seguramente sería culto e inteligente. Me ayudaría con las tareas de la casa, cuidaría de los niños y sabría reconocer si he ido a la peluquería, si estoy mal o si he tenido un día perfecto.
Pero la verdad es que él es mucho mejor que “el chico de mis sueños”; es real.











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