18 de agosto de 2011

Querido Imbécil:


Llegados a este punto, en el que me he sentido tan vacía y subestimada, me gustaría recordarte un par de cosas:


1. Yo no voy a estar aquí siempre que lo necesites, aunque ahora esté a tu total disposición. Me gustaría estarlo, de verdad, pero no puedo. Mi orgullo no me lo permite. Así que yo en tu lugar, tomaría una decisión cuanto antes. No se puede estar toda la vida de arriba para abajo.


2. No voy a ser siempre tan paciente ni tan comprensiva contigo como lo soy ahora. Créeme, que si aún no te he dejado tirado es porque te has convertido en alguien realmente especial para mí.


3. La última, y la más importante: no esperes que me arrastre por ti si algún día esto deja de funcionar, si te cabreas conmigo, o por cualquier otra cosa que pueda pasar. Da igual lo mucho que te quiera, nunca te suplicaré un perdón, ni que vuelvas conmigo.


Espero que lo aceptes, lo recuerdas, y que sobre todo lo entiendas. 


                                                                     
  Firmado: “La chica que te prometió un para siempre”.





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